sábado, septiembre 08, 2007

¿Qué es el amor?

¿Qué es el amor?
Te ayudamos a encontrar la respuesta…

Los poetas, los artistas, los filósofos, a lo largo de muchos siglos han intentando explicar el amor sin conseguirlo, quizá porque nadie puede expresar con palabras algo tan amplio y grandioso.

Definir el amor resulta frecuentemente algo difícil, la razón por la cual nos es tan difícil es porque es un sentimiento que involucra todo nuestro ser. Cuando hablamos de amor podemos caer en sentimentalismos y cursilerías, no es difícil distinguir las manifestaciones físicas que experimentamos cuando alguien nos atrae, del verdadero amor.

En nuestros días, la palabra "amor" se ha degradado, para todo se utiliza dicha palabra, incluso la decimos cuando no la sentimos. Tal vez lo que el amor necesita es, que cada uno nosotros le volvamos a dar el valor que tiene, sí, exactamente el valor que tiene para cada uno de nosotros en cualquier estado de vida. Tenemos que tener en cuenta que el amor va más allá de lo que queremos o nos gusta; nos puede gustar el helado de limón o una canción. Pero estar con otra persona va más allá del gusto o deseo.

Amar y ser amado es la mayor aspiración de todo ser humano, y sólo él tiene esa capacidad de amar y ser amado, los animales sólo tienen apetitos y hacen las cosas según sus necesidades, pero el hombre actúa y vive por amor.

Punto 1: Lo que no es amor…

• Una simple atracción física o química que se puedan sentir por la otra persona, son necesarias pero no suficientes.

• Un conjunto de reacciones fisiológicas (siento bonito).

• Tampoco es cuando sientes "maripositas en el estómago" y el corazón te late más aprisa.

• Cuando sólo te atrae su físico, inteligencia, personalidad, etc. Esto es únicamente admiración.

• Cuando nada más buscas un beso, una caricia, un abrazo.

• No es regalar o entregar cosas (una flor, un regalo, etc.).

Punto 2: El amor es…

• Entrega, comunicación y donación de la persona, plena y definitiva. Es un acto voluntad, no puro sentimentalismo momentáneo.

El Cardenal Karol Wojtyla en su libro Amor y responsabilidad define al amor como "una relación mutua de personas, que se funda a su vez en la actitud de ellas, individual y común, respecto al bien"

Otra definición que podemos tomar en cuenta es la de Ricardo Yepes que nos define al amor como "la afirmación de la otra persona, en querer más al otro", es decir, querer más al otro, que el otro crezca y se desarrolle. Este amor afirma a la otra persona, al ser amado, por esta razón, las relaciones enfermizas y obsesivas que solemos ver en el mundo, no son relaciones de verdadero amor, porque lo único que hacen es destruir a las personas.

Amar es una relación de ida y de vuelta en la que se produce una donación recíproca, en la que uno a otro se manifiesta su intimidad. Eso es lo característico del dialogar. Sin esa comunicación no se puede conocer a la persona amada.

Podemos dar un sinfín de definiciones de la palabra, pero la esencia del amor, va más allá de las palabras, es el acto que perfecciona al hombre, nos lleva a la felicidad, cuando hay amor, nuestras relaciones nos ayudan a crecer, no solamente con las demás personas sino también en nuestra relación con Dios.


El hombre está creado para amar, y amar, sabemos que implica salir de uno mismo. Ésta es su vocación primera, pero a ella se opone una fuerza a dirigirse hacia sí mismo.

Punto 3: Cualidades del amor…

El amor es:

• Fiel. La fidelidad es cuando tu compromiso de amor es estable y tu entrega es de forma exclusiva.

• Duradero. Es la donación continua de la pareja. El amor es constante, y por lo tanto debemos fomentarlo cada momento.

• Permanente. Es mantenerse en las diferentes situaciones, ya sean buenas o malas. No porque se presente una dificultad dejas de amar a la otra persona.

• Desinteresado. No importa lo que la persona tenga, sino lo que es.

• Abnegado. Esto no significa que aguantes todo lo que la persona amada te haga, tenerla en cuenta siempre.

• Paciente. Sabe esperar cuanto haga falta.

• Sacrificio. Vence al amor propio para buscar siempre el bien de la persona amada.

• Nuevo. El amor es una renovación continua, si se vuelve un hábito hemos dejado de lado nuestra capacidad de amar. El amor que no se renueva diariamente se pierde.

• Respetuoso. Es valorar la personalidad del otro.

• Generoso. Se entrega sin límites.

• Servicial. Trata de complacer las necesidades de la otra persona.

• Humilde. Saber rectificar siempre que sea necesario y sabe perdonar cada vez que haga falta. Implica aprender a reconocer nuestros errores.

Punto 4: Los cuatro pilares del amor.

El amor tiene cuatro pilares, que son difíciles de conseguir, pero con el tiempo lo puedes lograr:

• Respeto

• Confianza

• Consideración

• Amor a nosotros mismos, esto es porque no podemos dar lo que no tenemos, y primero debemos amarnos a nosotros mismos. Pero no olvidemos que el amor no es egoísta; el amor propio no es egocentrismo, más bien es aprender a amarnos para poder amar a los demás. El amarte a ti mismos, es lo más importante y difícil de la vida.

La primavera siempre vuelve...

La primavera siempre vuelve


Recuerdo que un invierno mi padre necesitaba leña, buscó un árbol muerto y lo cortó. Pero luego, en la primavera, vio desolado que al tronco marchito de ese árbol le brotaron retoños.

Mi padre dijo: Estaba yo seguro que ese árbol estaba muerto. Perdió todas las hojas en el invierno. Hacía tanto frío, que las ramas se quebraban y caían como si no le quedara al viejo tronco ni una pizca de vida. Mas ahora advierto que aún alentaba la vida en aquel tronco.

Volviéndose hacia mí, me aconsejó: Nunca olvides esta importante lección. Jamás cortes un árbol en invierno. Jamás tomes una decisión negativa en tiempo adverso.

Nunca tomes las más importantes decisiones cuando estés en tu peor estado de ánimo. Espera. Sé paciente. La tormenta pasará. Recuerda que la primavera volverá.

Las diversas caras de la libertad.

Pocos valores tienen un atractivo tan universal como la libertad. Organizaciones de muy diversa índole, partidos políticos, frentes revolucionarios, movimientos juveniles, etc., se sirven de ella para enarbolarla en sus estatutos y presentaciones públicas. Es difícil encontrar una campaña revolucionaria o una constitución nacional que no proponga la libertad como uno de sus máximos logros. El ideal de la libertad parece que jamás estará fuera de moda.

Sin embargo, tiene diversas caras:

Un pájaro libre es el que no está enjaulado. Se dice que no hay nada como una Cuba libre. Una dieta libre de sal se caracteriza por la ausencia de esta sustancia presumiblemente perniciosa. Tenemos el caso de las puertas bien engrasadas que giran libremente, o de la madre que finalmente tiene un tiempo libre cuando su pequeño empieza a frecuentar el jardín de niños.

En algunos casos, la libertad se refiere simplemente a la ausencia de elementos perniciosos. Aquí la libertad no tiene un valor propio, sino relativo. Que el café no tenga cafeína es un atributo positivo siempre y cuando se considere a la cafeína un ingrediente nocivo. ¿Iríamos, en cambio, a un parque de atracciones libre de diversión? ¿Intentaríamos nadar en una piscina libre de agua?

La libertad, como raíz de la dignidad humana, va mucho más allá de la mera libertad de movimiento o la ausencia de constricción externa. Es un ingrediente esencial de la naturaleza del hombre que lo distingue radicalmente del resto de la creación. Los seres humanos son esencialmente libres aunque estén en un calabozo o haciendo trabajos forzados en un campo de concentración; un animal no es verdaderamente libre, aunque esté surcando plácidamente el aire o rumiando a sus anchas en las llanuras del Serengeti. La naturaleza, en cuanto tal, no es libre, pues obedece a una serie de leyes fijas. El agua correrá siempre hacia abajo. El fuego no puede encenderse en el vacío. La combinación de sodio y cloro producirá sal, pero jamás nos dará pimienta.

La libertad humana no se identifica con la libertad de pensamiento o con la libertad física, sino con la libertad de la voluntad por la que gobernamos nuestras propias acciones. Un acto humano es un acto libre.

Estrictamente hablando, los actos del hombre difieren de los actos humanos. Algunas veces nuestras acciones son deliberadas y plenamente conscientes; otras veces actuamos inadvertidamente o incluso hacemos cosas de forma involuntaria. Acto humano significa un acto realizado con conocimiento y libertad. Cuando la cajera de la farmacia te devuelve accidentalmente el doble del cambio que te debería dar, no ha realizado un acto humano, porque no fue intencional. Pero si te das cuenta del error y le devuelves lo que en realidad no es tuyo, tu acto es humano porque lleva impreso el sello de tu conciencia y libertad.

La libertad humana incluye la libertad moral. En virtud de ella existen el bien y el mal, la virtud y el vicio. Un gesto de bondad para con tu hermano pequeño tiene valor y mérito porque es un acto libre. La libertad no se trata de escoger entre diversas respuestas o posibilidades, como hace un gorrión cuando escoge en qué árbol construir su nido. La libertad humana encuentra su máxima expresión cuando tiene que elegir entre varias cosas buenas y, especialmente, entre el bien y el mal.

Tres niveles de libertad

Dado que la palabra libertad tiene varios significados, es necesario distinguir y aclarar cuáles son sus diversas dimensiones.

Libertad de constricción

La libertad se aplica en este caso al hecho de estar libre de impedimentos o de interferencias externas para hacer algo. Es la acepción de libertad que más se emplea. Es la autonomía, en contraposició n con el control externo. Un adolescente ansía que sus padres le dejen un amplio espacio de libertad. Las industrias tratan de librarse de las restricciones del gobierno. El preso sueña en el día en que podrá saborear una vez más su libertad. Aunque es un bien en sí misma, puede ser mal empleada. Cuando una persona pretende librarse de toda responsabilidad y compromiso, comete un grave error, pues está tratando de evitar un ingrediente necesario para su realización como ser humano.

Otro peligro de este aspecto de la libertad es la posibilidad de ser manipulados: pensando que somos nosotros los que decidimos, en realidad es otro el que decide en lugar nuestro. Podríamos preguntar si la gente de hoy goza de mayor libertad que la del pasado. Es cierto que hoy tiene más capacidad para moverse; cuenta con modernos medios de comunicación instantánea y de procesamiento de información. Posee, además, un dominio más amplio sobre el medio ambiente y es capaz de ejecutar tareas que las personas de unas décadas atrás ni siquiera hubieran imaginado.

Sin embargo, en su vida personal, mucha gente se encuentra hoy confundida, insegura, incapaz de pensar por sí misma y de escapar del ruido, del bombardeo de imágenes y de sutiles mensajes generados por la sociedad y, especialmente, por los medios de comunicación. Sus principios se ven atacados y encuentran poco apoyo cuando tratan de vivir coherentemente como seres humanos. En consecuencia, muchas de sus acciones, opciones y preferencias son determinadas por la moda, la opinión pública y las tendencias políticas. Esta manipulación se lleva a cabo con frecuencia impactando directamente nuestras emociones y evadiendo el proceso ordinario de una elección racional.

Para asegurar nuestra libertad, debemos defender nuestra independencia de estas presiones externas.

Libertad de elección

Tú eres el autor de tus acciones. Cuando vas al supermercado a hablas con tu vecino o visitas a un amigo en el hospital, estás ejercitando tu libertad en una serie de actos conscientes. Ahora mismo tú y yo estamos escribiendo nuestra propia historia. Esta dimensión de la libertad es la posibilidad, que se opone a la necesidad. La necesidad es aquello que no podría ser de otro modo. Los actos humanos jamás están sujetos a la necesidad, porque cada acto verdaderamente humano es libre. Las personas son libres. Las cosas son necesarias. Bajo esta luz, la libertad consiste en el dominio que ejerce una persona sobre sus acciones.

Nuestra libertad abarca también la realización de un proyecto vital. Cada uno elige libremente lo que quiere ser en la vida. Una persona honesta es honesta por elección, no por obligación. Nos estamos refiriendo a la autodeterminació n, que es contraria al determinismo. Hoy en día, como en el pasado, algunos sostienen que el ser humano se encuentra inexorablemente determinado por factores externos a su voluntad. Los que profesan el determinismo biológico señalan que nuestras decisiones están inscritas anticipadamente en nuestro código genético. Otros hablan de condicionamientos culturales y sociales, que determinan nuestra forma de pensar y de escoger.

Hay que reconocer que estas posiciones tienen una pequeña dosis de verdad. Hay factores biológicos y sociales que influyen hasta cierto punto en nosotros. Pero esto no quiere decir que supriman nuestra libertad; aunque haya influencias externas, nuestras decisiones son nuestras. Resulta más cómodo culpar a otro de nuestras caídas, pero en el fondo sabemos que la responsabilidad es nuestra. Por esta misma razón, nuestras buenas acciones merecen recompensa, pues las realizamos libremente, aunque tengamos posibilidad de obrar diversamente.

La libertad es algo más que un deseo. Es la capacidad para realizar ese deseo. Podrías querer, tal vez, no morir jamás, o tener dos metros de estatura, pero no podrás optar por esto porque no tienes el poder para realizarlo. Sólo podemos escoger aquellas cosas cuya realización está dentro de nuestras posibilidades.

Libertad para actuar

La verdadera liberación consiste en algo más que quitar los escombros de nuestra pista vital o romper las cadenas que nos mantienen cautivos. Si descombramos la pista es para iniciar el despegue. Si desencadenamos a alguien es para que pueda vivir su vida y realizar sus sueños. Lo que pretendemos al librarnos de las constricciones es gozar de la libertad para actuar. La libertad nos invita a la actividad, a la consecución de una meta. Si tengo libre el viernes por la noche... implica que tengo libertad para hacer algo, se sobreentiende que quiero hacer algo.

La libertad exige compromiso, realización. Si tengo un par de horas libres el viernes por la noche pero no hago nada, me parezco a esas gallinas acurrucadas en el gallinero, esperando algo que empollar. Queriendo aprovechar el tiempo, más bien pensaría en seguir armando aquel modelo de aeroplano, terminar de leer El Quijote de la Mancha, escribir a la tía Sara. El dinamismo de la libertad se concreta en una decisión y en una actividad, las cuales se contraponen a la indecisión y a la pasividad. La libertad es libertad sólo cuando se aprovecha para hacer algo, cuando se ejercita.

En este nivel, lo contrario de la libertad es la pasividad y la falta de compromiso. En nuestros días se ha difundido el miedo al compromiso. Muchos deciden no decidir, porque tienen miedo de optar equivocadamente. Esas personas se aprisionan voluntariamente en la cárcel de su propia inseguridad y temor al futuro. Por querer dejar abiertas todas las opciones, ellas mismas cierran las puertas de su plena realización como personas. Pretenden comer el pastel y conservarlo a toda costa, sin sacrificar ninguna de estas dos opciones. Podría formularse en estos términos el silogismo que respalda la moderna postura del no compromiso:

1. Lo más importante es ser libre.
2. Si ejercito mi libertad (y me comprometo), limito mis opciones y disminuye mi libertad.
3. Por tanto, no me comprometeré.

La libertad humana no consiste en la ausencia de compromisos, sino en la capacidad para comprometerse y perseverar en ese compromiso. Nos realizamos cuando nos comprometemos libremente como personas y vivimos coherentemente los compromisos que hemos asumido. ¿Acaso una mujer ha perdido su libertad porque ahora tiene cuatro hijos? ¿Acaso ha encontrado un hombre la llave de la libertad perpetua porque a los 43 años sigue sin graduarse del bachillerato y sin buscar trabajo? Obviamente no. Como veremos, el hecho de desconectarnos de los demás, de evitar las ataduras del amor, de las amistades y de la responsabilidad, no es el camino para lograr nuestra realización personal. Es precisamente en la donación de nosotros mismos donde se realiza y completa nuestro potencial como seres humanos.